Un estudio
crítico de Political Emotions. Why
Love Matterrs for Justice de Martha Nussbaum.
Guillermo
Lariguet*
Resumen:
El libro que tengo por objeto interpelar
es el último texto importante publicado por Martha Nussbaum. No se trata de un
hito aislado. El libro supone una continuidad –a la vez que un notable avance- de una
investigación que la autora realiza desde hace muchos años sobre un conjunto de
temas conectados entre sí, a saber: las emociones, el papel de la literatura o
la música en la educación sentimental de los hombres como ciudadanos y como
agentes morales, su visión del liberalismo político. Así, por ejemplo, textos
como La Fragilidad del Bien (1995), Justicia Poética (1997), La
Terapia del Deseo (2003), El
Conocimiento del Amor (2006a), El
Ocultamiento de lo Humano. Repugnancia, Vergüenza y Ley (2006b), Paisajes del Pensamiento (2008), Sin Fines de Lucro (2010), para mencionar sólo algunos de los más
pertinentes para el abordaje de los
temas que señalé antes, constituyen antecedentes teóricos que un estudioso de
la obra de la Profesora de la
Universidad de Chicago, debería tener en cuenta.
La primera página del libro comienza
con una sentencia elocuente: “las sociedades están llenas de emociones; las
democracias liberales no son la excepción”.
Como se puede apreciar en las obras que mencioné en el párrafo anterior,
la temática de las emociones ha llamado por largo tiempo la atención de la
autora en terrenos que los filósofos morales –y en este caso políticos- habían
dejado en manos ,más bien, de filósofos de la mente, científicos cognitivos y
psicólogos sociales. Si Hegel tenía alguna intuición correcta, ésta parece
marchar en sintonía con la verdad de que las épocas tienen un espíritu. El espíritu de nuestra época parece mostrar un interés acentuado por
las emociones en campos prácticos como el moral
(Roberts, 2003; Camps, 2011), el
jurídico (Deigh, 2008; González Lagier, 2009), el estético, por ejemplo literario y musical, (Levinson, 2010;
Gaut, 2009; Alcaraz, 2010) y el político
como en este caso puntual. En parte, algunos podrían ver este espíritu epocal
como un signo de que la filosofía práctica durante un buen tiempo, quizás por
influencias proto-kantianas, al menos
en sus versiones estereotipadas, había
prestado menos atención sistemática a las emociones, como datos de nuestra
psicología individual y social que son relevantes para la evaluación moral y
política. Esta menor atención se manifestó a través de un rasgo de tipo
normativo omitido: el papel del carácter –moral- de las personas; carácter que
está cincelado por un conjunto de emociones típicas, o disposiciones para
actuar que explicarían, en buena medida, la motivación
para la acción. Es hora, dirían los teóricos de las emociones, de ser más aristotélicos, de pensar no sólo en la
arquitectura de nuestros principios morales y políticos sino plantearnos cómo
es posible dotarlos de eficacia vía la motivación para actuar. No es importante
sólo volver inteligible o comprensible
por un frío ejercicio intelectual, la importancia social de la justicia como
principio; es preciso quererla. Y
para quererla, para tenerla como objeto conativo, es preciso exponer un temple
emocional peculiar; una disposición adecuada para actuar en cierta forma
–correcta-; forma alentada también por una educación adecuada.
Ahora
pues, el antes mencionado acento en el lado de la moneda aristotélico,
no debe ser interpretado como un exceso de retórica excesiva de mi parte.
Nussbaum, como se verá, está influida por un enfoque deontológico en el que
también importan de manera estelar los principios, en este caso del liberalismo
político. La política no puede llevarse adelante sólo con una delicada atención
por lo particular, para usar un giro típico de la novelística de Henry James.
También las sociedades necesitan articularse, explicarse y justificarse por
unos principios generales. Sin embargo, como se verá, una preocupación central
del libro de Political Emotions es
que las sociedades democráticas liberales sean estables. Es aquí donde la autora, como en otros textos suyos tales
como el que lleva por título Las
fronteras de la Justicia. Consideraciones sobre la exclusión (2007), parte de la obra de John Rawls para ir
más allá de ella. En efecto, Political
Emotions, al igual que Fronteras de
la Justicia, Sin Fines de Lucro o El
Ocultamiento de lo Humano, parte de Rawls pero para llegar más lejos,
buscando complementar la obra del
gran filósofo norteamericano. Esto es importante indicarlo desde el inicio para
valorar si la obra de Nussbaum cumple con lo prometido: ofrecer una teoría del
liberalismo político más completa y consistente que la de Rawls pero con pie en
la obra de este filósofo. En mi opinión, la aportación de Nussbaum, constituye
un intento de tomar premisas incompletas –y a veces meramente sugeridas- por la
obra rawlsiana para ir a través de ellas más lejos y obtener las conclusiones
prácticas correctas; correctas pero en consistencia –si no con la letra- al
menos con el espíritu de Teoría de la Justicia y Liberalismo Político.
Mis objetivos en este trabajo
son dos. Primero ofrecer una base detallada más o menos precisa respecto de las
principales tesis filosóficas que Nussbaum defiende sobre el papel de las
emociones en el terreno político. Segundo, ofrecer tres líneas de interpelación
crítica que se pueden propiciar para debatir filosóficamente las tesis principales
defendidas por la autora. Para satisfacer estos dos objetivos, estructuro este
trabajo como describo a continuación. En la primera parte, es preciso efectuar
un repaso algo detallado por algunos lugares significativos del libro. En la segunda
parte, presentaré tres tipos de aspectos de la obra que sugieren la necesidad
de mayor debate filosófico. Finalmente, expondré
algunas unas palabras de cierre.
* CONICET, Centro de Investigaciones Jurídicas y Sociales,
Universidad Nacional de Córdoba. Miembro del grupo DEEP (Derecho, ética y
política), perteneciente al Programa de ética y filosofía política de la
Universidad de Córdoba, Argentina. gclariguet@gmail.com
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